El Interés Compuesto: La Octava Maravilla del Mundo

Se dice que una vez le preguntaron al físico alemán Albert Einstein cuál era la fuerza más poderosa del universo y que este, sin dudarlo, respondió: el interés compuesto; es decir, la reinversión de los intereses. Si combinamos el interés compuesto con el ahorro o la inversión periódicos, nos encontramos ante lo que pudiéramos considerar la octava maravilla del mundo.

Para comenzar nuestro camino hacia la inversión es fundamental definir nuestra capacidad económica y crear un hábito de ahorro periódico. Es decir, calcular los ingresos y los gastos mensuales para poder determinar cuánto puedo destinar al ahorro o a la inversión. De esta forma podremos alcanzar con mayor facilidad los objetivos económicos que nos propongamos a lo largo de nuestra vida. Porque, se lo recordaba el Gato a Alicia (Alicia en el país de las maravillas), si no sabes a dónde vas, cualquier camino es bueno. Y, cuando invertimos, hemos de marcarnos unas metas claras. Lo más claras posibles.

Además, cuanto antes empecemos este camino, mayor será el impacto positivo del interés compuesto sobre nuestro patrimonio: al reinvertir los propios intereses, el potencial de nuestra rentabilidad aumenta exponencialmente, generándose un efecto acumulativo tipo bola de nieve. La diferencia entre el interés simple y el compuesto es la diferencia de lo lineal a lo exponencial, como pudo comprobar ese rey de la India, Sheram, en la famosa fábula del rey, del grano y el tablero de ajedrez.

El interés compuesto, en contabilidad y finanzas, es el interés de un capital al que se van acumulando sus créditos o intereses para que produzcan otros. El interés compuesto permite la capitalización de intereses periódicamente -día a día, mes a mes, etc.

El interés compuesto permite la reinversión inmediata de los intereses. El uso del interés compuesto permite que el capital inicial vaya aumentando con los mismos intereses que genera, incrementando exponencialmente la cantidad de capital invertido en cada período y obteniendo un mayor beneficio en cada ejercicio, a esto se le conoce como capitalización continua.